lunes, 9 de diciembre de 2013

Y llegas tu..

Y resulta que llegas tú,
y te metes en mi vida sin pedir permiso
con la intención de cuidarme y quererme de esta forma...


Qué feliz sería...

Buscaré la forma de decirte que eres especial,
que me importas más que los demás,
que por ti lucharía contra viento y marea,
que contigo iría a cualquier lugar.
Qué feliz sería...
Pero mientras me conformo viéndote sonreír.


Cállate, sonríe y sé feliz :)

Aprendemos a escondernos de todo aquello que nos duele, a sonreír sin motivo alguno, a vivir en una mentira, a tener dos caras: la que mostramos, la de fuerte; y la que ocultamos, la de débiles. Aprendemos a tropezar con la misma piedra más de una vez, bueno aprendemos… más bien nos acostumbramos. Aprendemos a apoyarnos en los demás y cuando nos dejan solos, nos perdemos. Nos acostumbramos a estar con gente falsa y hasta nos acabamos convirtiendo en uno de ellos. ¿Pero sabes que? Es tu vida, no la de los demás. Si te caes levántate con o sin ayuda, que si necesitas llorar y no tienes a nadie, fácil, enciérrate en el baño y llora a más no poder, no te hundas por eso. Haz lo que quieras sin pensar en las consecuencias, salta, canta, ríe, llora, baila, bebe, fuma, enamórate, desenamórate, sufre, haz sufrir. Abre la puerta de tu casa, sal a la calle y crea tu vida.

Saberlo y hacerlo..

¿Porque someterme a la tortura de volverlo a ver? Quería tenerlo cerca. Una persona fuerte y valiente cortaría todos los lazos y seguiría su camino. Una persona fuerte no daría puñetazos en la puerta del destino. Ya no forma parte de mi vida. Tenia que aceptarlo, lo sabia, pero hay una gran diferencia entre saberlo y hacerlo.

Amigas.

Me basta si las tengo a ellas. A mis amigas. ¿Que quienes son? Son las que me apoyan en los malos momentos; las que están conmigo día sí y día también, en los malos y en los buenos momentos; las que me cuentan sus secretos y saben guardar los míos; las que no me mienten, nunca; las que saben sonreír sin poner una sonrisa falsa; las que aman de verdad, lloran de verdad y ríen de verdad; las que entran a mi casa sin llamar al timbre y cogen lo que quieren del frigorífico; las que cuando no tengo nada que hacer, me sacan de casa; las que me conocen mejor que nadie; las que hablan a mi madre como si fueran hijas suyas; las que me dan consejos; las que estudian conmigo. Y así, podría estar año tras año. Porque ellas, mis verdaderas amigas, son lo único que necesito.


La vida es muy corta para no ser felices

Nadie hace caso del agua que va después de la lluvia, cuando vuelve el sol.
Poco importa si sobre esa agua hay lágrimas después de haber llorado, por amor, por dolor.
El agua se evapora, vuelve al aire, a nuestros pulmones, respirando el viento que sentimos en la cara. Y las lagrimas vuelven a entrar en nosotros, como las cosas que hemos perdido, pero nada se pierde en realidad. Cada segundo que pasa, cada luna que surge no hace mas que decirnos ¡VIVE! Vive y ama lo que tu eres, como tu seas, por lo que seas. Mira en lo alto hacia el cielo, cierra los ojos. Y no te canses nunca de soñar. La vida es muy corta para no ser felices juntos.

Un paseo para recordar

El amor es sufrido y considerado, nunca es dejado.
Nunca es jactancioso o engreído, jamás es grosero o egoísta.
Nunca se ofende ni es resentido. El amor se deleita en la verdad.
Siempre está dispuesto a excusar, confiar, esperar y soportar todo.